[su_heading size=»20″ margin=»30″]APRENDIENDO A SOBREVIVIR[/su_heading]
Lo segundo que empecé a hacer una vez nos instalamos en Lovaina (recordad que lo primero era intimar un poco con la cultura/cerveza belga) fue decidir de qué manera sacarle el mejor partido a mi situación. Así que me fui derechita al Instituto de Idiomas para apuntarme a neanderthal ¡¡perdón!! neerlandés, el idioma que habla la mitad Flamenca de Bélgica.
Me sorprendió sobremanera descubrir que la gran mayoría de los flamencos no hablan ni entienden el francés… que es el idioma que predomina en su propio país.
Yo sopesé la posibilidad de estudiar ambos idiomas… aunque obviamente me llamase mucho más el francés… sobre todo por su utilidad. Pero empecé por estudiar neerlandés. Me tocaba más de cerca.
Un mes después, yo me parecía a esto:
Por lo que la decisión correcta era obviar el neerlandés, y como yo quería estudiar algún idioma (me chiflan los idiomas) ahora sí, le tocaba el turno al franÇais.
Y el francés no lo he dejado a un lado, es más, por ser una lengua latina me resulta bastante más fácil que al resto de la gente de clase (belgas, chinos y japoneses), con lo que cada vez que voy a clase, resulta ser un chute de autoestima bastante estimulante.